En esta foto de Yahoo uno empieza a pensar.
Pero fue en el anterior y lamentable terremoto seguido de tsunami en Chile donde comencé a tomar conciencia.
Un ciclista de la ciudad de Talca relataba lo práctica que fue para moverse en una ciudad casi sin calles, sin combustible ni alimentos.
Pudieron así visitar a varios amigos y familiares, conseguir agua, comprar víveres y ahorrar combustible.
Gente conciente de esto comenzó incluso una campaña de donación de bicicletas para las zonas más afectadas.
Yendo al caso en Japón, en esta página chilena de Bicicultura incluso han publicado una foto de una cola de gente para comprar bicicletas que llega hasta la calle. Ni hablar de los precios que han pagado...
No ha sido por las ventajas del transporte sustentable, ni la emisión de CO2 o plomo, ni el calentamiento global. Es la intención de cubrir las necesidades básicas lo que ha llevado a estas personas a recurrir a nuestra querida amiga de dos ruedas.
Igual que muchas veces nosotros mismos.
En este momento terrible tomo conciencia de nuestra comunión con Japón. De nuestra co-humanidad.
Cerca. Del otro lado del piso.
Cerca. Tan parecidos a vos y a mí.
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